CARLOS SALINAS

 

Restablecimiento de relaciones diplomáticas y la Santa Sede

La presidencia de Carlos Salinas (1988-1994) entrañó para México una transformación radical en varios terrenos. En el económico y comercial, las reformas estructurales y constitucionales, la privatización general de las empresas públicas, la supresión de la reforma agraria heredada de la Revolución y la creación del TLCAN abundaron en una modernización de corte liberal, mudanzas que junto con otras reformas de calado en el sistema político coadyuvaron, paradójicamente, al final de la larga supremacía de su partido, el Revolucionario Institucional (PRI). 

   El reguero de conmociones sufridas en el último año, con el alzamiento zapatista en Chiapas, dos magnicidios de dirigentes priístas y la descomunal crisis financiera que le estalló ya a su sucesor, Ernesto Zedillo, y que arruinó los cacareados logros macroeconómicos del sexenio y empobreció a la población, malparó la reputación de Salinas, que optó por expatriarse.

Un gobierno con el Vaticano —en 1990 recibió al sumo pontífice y envió a la Santa Sede a un representante personal—, sino que promovió una reforma a la Constitución para otorgar personalidad jurídica a las iglesias y permitir que los ministros de culto pudieran votar. 

 Los vínculos de México con la Santa Sede son especiales y distintos a los que mantiene nuestro país con la mayoría de los Estados u organizaciones; ya que además de contribuir al
entendimiento bilateral, involucra principios internacionales y tradiciones de la sociedad mexicana, la cual ejerce su libertad religiosa de acuerdo con los principios históricos de la laicidad del Estado Mexicano y de la separación entre el Estado y las Iglesias, consagrados en la Constitución Política de nuestro país.

El restablecimiento de la relación diplomática se logró el septiembre de 1992, con Salinas de
Gortari y Juan Pablo II —que será canonizado este 27 de abril— como sus protagonistas, aunque otros mandatarios hicieron contactos previos, como la visita que el presidente Luis Echeverría hizo a Pablo VI en 1974 y el encuentro que sostuvieron José López Portillo y el propio Juan Pablo II en 1979, según la Cancillería mexicana. 

 Alejandro Díaz Domínguez, politólogo del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM)

 especializado en religión, consideró que el presidente Salinas de Gortari vio el acercamiento con la Iglesia católica como una oportunidad para mejorar su imagen frente a la ciudadanía, luego del polémico triunfo que tuvo en las elecciones de 1988. 

El asesinato de Luis Donaldo Colosio  

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Dos Años despues

Carlos Salinas de Gortari aseguró que el asesinato de Luis Donaldo Colosio fue un golpe contra él y se desmarcó de los rumores que, desde un primer momento, lo veían como autor intelectual del magnicidio ocurrido en marzo de 1994

Salinas de Gortari argumentó entonces que la medida buscaba "modernizar" la relación entre el Estado y la Iglesia católica, que legalmente había tenido pocos cambios en más de un siglo.

Salinas de Gortari argumentó entonces que la medida buscaba "modernizar" la relación entre el Estado y la Iglesia católica, que legalmente había tenido pocos cambios en más de un siglo.

En 1860, las Leyes de Reforma aprobadas en México establecieron el Estado laico y pusieron en dejado la Presidencia. Tras la reapertura de las investigaciones del caso Colosio, acudimos al expediente público de las indagatorias que en su momento hizo la entonces Procuraduría General de la República (PGR), en el que aparece la declaración completa del expresidente, realizada en 1996.

Para entonces también fueron reabiertas las investigaciones, con el subprocurador especial Luis Raúl González Pérez, durante la presidencia de Ernesto Zedillo, con quien Sali
nas de Gortari se había distanciado desde 1995 por la detención de su hermano, Raúl, señalado entonces como “responsable intelectual” del asesinato del secretario general del PRI, José Francisco Ruiz Massieu.

El expresidente sabía lo que se decía en su contra. Desde entonces, en la opinión pública era visto
como un probable autor intelectual del crimen, lo que él rechaza e incluso asegura que uno de los más afectados con la muerte de Colosio fue él.

“Las filtraciones y acusaciones que se han hecho circular en mi contra en el curso de los últimos meses… en torno al homicidio de Luis Donaldo Colosio, son absolutamente falsas e irresponsables, y carecen de todo fundamento. Atenta contra la legitimidad de nuestras instituciones y la estabilidad de nuestro país el sugerir que, desde la presidencia de la República, pudiera haberse concebido aquel delito cuya consecuencia ha sido nada menos que trágica”, comienza la declaración.  

El crimen fue “un golpe tremendo en contra mía y de mi gobierno. Si alguna estrategia política quedó dañada a raíz del crimen, fue la que compartimos Colosio y yo”, asevera.

Salinas anota que desde que se atentó contra la vida del candidato, él manifestó su intención de que se llegara hasta el fondo y no interfirió con la investigación. 


 


 

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